Seguro
que muchos de vosotros sabréis a que nos referimos, cuando oímos por boca de
muchos padres: "los profesores me
dicen que mi hijo no atiende en clase, no apunta las tareas, dicen que es un
vago, que no muestra actitud", “está toda la tarde estudiando en casa, se
lo sabe.. pero ha vuelto a suspender, y nos dicen que es por qué no estudia lo
suficiente”, "no sabemos que hacer"...
En
muchos de los casos los profesores pueden y llevan razón. Algunos de los
escolares no muestran interés bien por falta de motivación, bien por desgana o
bien por otro tipo de circunstancias que afectan directamente a la primera.
Pero
en otros de ellos, son muchos los niños que no atienden por presentar
dificultades específicas en esta área, que le dificultan enormemente su
desarrollo escolar. Nos referimos a los niños con Trastorno de Déficit de Atención (tipo predominante inatento), que lejos de ser competitivamente los
peores como alumnos, (tiendo algunos de ellos un coeficiente intelectual por
encima de la media) muestran un rendimiento inferior tanto en su desarrollo
como en sus resultados.
Estos, suelen ser objeto de etiquetas por
desconocimiento de algunos profesores; apodados con calificativos como los de
"inmaduros", "vagos" o "no trabajadores"; cuando
la realidad es bien distinta. Es cierto que reflejan estas actitudes como
resultado, pero el origen dista mucho de la etiqueta que se les atribuye, entre
otras cosas porque: emplean mayor tiempo
que sus compañeros en las tareas diarias (no teniendo algunos incluso tiempo de
juego para poder terminarlas), dedican gran esfuerzo a comprender problemas
matemáticos, acceder a la información que se les pide en un examen, completar y
cohesionar pequeños textos, no cometer errores ortográficos...
A
diferencia de los niños con TDAH (Trastorno por Déficit de Atención e
Hiperactividad) estos, no suelen llamar
la atención en clase; sino más bien, todo lo contrario. Pasan
desapercibidos a los ojos del resto que ven ellos, en algunos de los casos más
a un "pasota" que a un niño que está pidiendo ayuda para ser
entendido.
Aunque
en muchos de los casos presentan diagnóstico y son por ello ayudados en su
proceso de desarrollo mediante ACI no significativas o pequeñas ayudas
metodológicas que le hacen estar en las mismas condiciones que el resto de sus
compañeros; otros muchos, por el motivo planteado con anterioridad (pasan
desapercibidos o son calificados de vagos, inmaduros...), se encuentran con una doble problemática ya que, aparte de no
presentar ayuda a sus dificultades, tienen que lidiar con el "cartel de
turno".
Por
contra, hay que decir también que la
escuela suele ser la voz de alarma en
muchos de los casos de niños tanto con TDA como con TDAH. Los profesores se
percatan en el día a día de las clases de ciertas actitudes que no concuerdan
con las características del niño en cuestión y se ponen en práctica una serie
de actitudes y procedimientos junto con el equipo de orientación y la familia
para, no solo valorar una posible evaluación sino también ofrecer ayudas en el
día a día de estos niños, para que se encuentren en el mismo nivel que sus
compañeros.
Por
ello, es fundamental conocer al alumno
en todas sus versiones, tanto en conjunto, en el desarrollo de las clases, como
de forma específica (su estilo de aprendizaje, sus características personales,
tiempo de dedicación a las tareas en el hogar…), antes de aventurarnos en
lo que pudiera ser una piedra más en la mochila de estos escolares. Esperar a
bajas calificaciones llegando a situaciones alarmantes a nivel curricular o a
un informe diagnóstico para prestar atención al tipo y modo de aprendizaje de
estos alumnos no hace sino empeorar más su situación.
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