jueves, 26 de febrero de 2015

No soy vago, soy TDA

Seguro que muchos de vosotros sabréis a que nos referimos, cuando oímos por boca de muchos padres: "los profesores me dicen que mi hijo no atiende en clase, no apunta las tareas, dicen que es un vago, que no muestra actitud", “está toda la tarde estudiando en casa, se lo sabe.. pero ha vuelto a suspender, y nos dicen que es por qué no estudia lo suficiente”, "no sabemos que hacer"...
 
En muchos de los casos los profesores pueden y llevan razón. Algunos de los escolares no muestran interés bien por falta de motivación, bien por desgana o bien por otro tipo de circunstancias que afectan directamente a la primera.

Pero en otros de ellos, son muchos los niños que no atienden por presentar dificultades específicas en esta área, que le dificultan enormemente su desarrollo escolar. Nos referimos a los niños con Trastorno de Déficit de Atención (tipo predominante inatento), que lejos de ser competitivamente los peores como alumnos, (tiendo algunos de ellos un coeficiente intelectual por encima de la media) muestran un rendimiento inferior tanto en su desarrollo como en sus resultados.
 
Estos, suelen ser objeto de etiquetas por desconocimiento de algunos profesores; apodados con calificativos como los de "inmaduros", "vagos" o "no trabajadores"; cuando la realidad es bien distinta. Es cierto que reflejan estas actitudes como resultado, pero el origen dista mucho de la etiqueta que se les atribuye, entre otras cosas porque: emplean mayor tiempo que sus compañeros en las tareas diarias (no teniendo algunos incluso tiempo de juego para poder terminarlas), dedican gran esfuerzo a comprender problemas matemáticos, acceder a la información que se les pide en un examen, completar y cohesionar pequeños textos, no cometer errores ortográficos...
 
A diferencia de los niños con TDAH (Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad) estos, no suelen llamar la atención en clase; sino más bien, todo lo contrario. Pasan desapercibidos a los ojos del resto que ven ellos, en algunos de los casos más a un "pasota" que a un niño que está pidiendo ayuda para ser entendido.
Aunque en muchos de los casos presentan diagnóstico y son por ello ayudados en su proceso de desarrollo mediante ACI no significativas o pequeñas ayudas metodológicas que le hacen estar en las mismas condiciones que el resto de sus compañeros; otros muchos, por el motivo planteado con anterioridad (pasan desapercibidos o son calificados de vagos, inmaduros...), se encuentran con una doble problemática ya que, aparte de no presentar ayuda a sus dificultades, tienen que lidiar con el "cartel de turno".
Por contra, hay que decir también que la escuela suele ser la voz de alarma en muchos de los casos de niños tanto con TDA como con TDAH. Los profesores se percatan en el día a día de las clases de ciertas actitudes que no concuerdan con las características del niño en cuestión y se ponen en práctica una serie de actitudes y procedimientos junto con el equipo de orientación y la familia para, no solo valorar una posible evaluación sino también ofrecer ayudas en el día a día de estos niños, para que se encuentren en el mismo nivel que sus compañeros.
Por ello, es fundamental conocer al alumno en todas sus versiones, tanto en conjunto, en el desarrollo de las clases, como de forma específica (su estilo de aprendizaje, sus características personales, tiempo de dedicación a las tareas en el hogar…), antes de aventurarnos en lo que pudiera ser una piedra más en la mochila de estos escolares. Esperar a bajas calificaciones llegando a situaciones alarmantes a nivel curricular o a un informe diagnóstico para prestar atención al tipo y modo de aprendizaje de estos alumnos no hace sino empeorar más su situación.

martes, 24 de febrero de 2015

La conciencia fonológica

Es una habilidad metalingüística que consiste en saber identificar, reconocer y manipular los fonemas. Algunos autores como Jiménez y Ortiz (2000), la definen como “la toma de conciencia de cualquier unidad fonológica del lenguaje hablado”; otros, como Hernández Valle (2001), como la “capacidad que tiene el sujeto de descubrir en la palabra la secuencia de fonos o fonemas”. 

Se considerada por tanto, como un prerrequisito de acceso a la lectura y por ende, a la escritura; que implica la detección y aislamiento de los sonidos que configuran la cadena hablada. Estas habilidades segmentarias fonemáticas se van desarrollando junto con el aprendizaje de las letras y las palabras.

Los niños con dislexia, y algunos de los niños con dificultades específicas de aprendizaje o TDAH, suelen tener déficits fonológicos, que les impiden desarrollar el aprendizaje lectoescrito correctamente.

Para favorecer el desarrollo de la conciencia fonológica como para reforzar a los niños con dificultades en este aspecto, podemos trabajar de múltiples formas:

Segmentando palabras en sílabas.
Segmentando frases en palabras.
Produciendo o reconociendo rimas, sonidos iniciales, medios, finales…
Formando palabras  a partir de sílabas.
Formando frases a partir de palabras.
Agrupando palabras por coincidencias por vocales, sílabas…
Partir de dibujos e imágenes para reconocer las letras o sílabas que la componen.
Reconocer las vocales de las palabras.
De entre imágenes dadas seleccionar la que tenga el sonido que queramos reforzar en ese momento. 
Los juegos como el "Veo-veo", el "Ahorcado" , " las palabras encadenadas" , "dominós de sílabas y/o palabras"  o el "teléfono escacharrado" son también muy recomendables.

 

APPS para niños con Dislexia: aprendemos y trabajamos jugando!

En la actualidad existen multitud de recursos educativos para los niños con dislexia, desde material escolar hasta tipografías de letra específicas para el mejor acceso a la lectura. Pero sin duda, lo que más les gusta son, como al resto de niños los juegos.

Proponemos por ello alguna de las Apps específicas para estos niños, que les divertirán a la vez que les ayudaran a potenciar su desarrollo.

PIRULETAS
Más de 5000 ejercicios de palabras por niveles para trabajar en los errores de lectura y escritura propios de los niños con dislexia.

FIND THE LETTERS
App diseñada por expertos de educación especial, psicólogos y maestros que permite trabajar conceptos como la percepción figura-fondo, la discriminación de formas, la concentración, la atención así como la discriminación grafémica de forma global. Incluye cuatro niveles de dificultad y tres jugadores personalizables.

LEE PASO A PASO
Diseñada para niños que están empezando con la lectura y escritura. Ofrece diversos juegos para trabajar las letras, las sílabas y los sonidos. Ofrece tres tipos de Apps, cada una con un nivel diferente.

DISLEXIA EJERCICIOS PRÁCTICOS
Ofrece una conceptualización terminológica de la dislexia (definición, tipos, curiosidades…) y una gran cantidad de ejercicios ordenados por: consonantes, audición y lectura, sílabas, palabras y frases.

PALABRAS DOMINO
Diseñado por una logopeda, se trata de un juego para estimular la conciencia silábica, la rapidez y la exploración visual.

ORTOGRAFÍA
Actividades para aprender las reglas básicas de la ortografía, desde una perspectiva muy sencilla y visual.

EL CAZAFALTAS
Juego tipo “tablero de mesa”, que permite que varios jugadores (o un jugador) avancen casillas para llegar a la meta a medida que van acertando las preguntas y mini ejercicios que se plantean.

APRENDER A LEER
Cartilla de ejercicios fotosilábicos para niños a partir de tres años. Consiste en asociar símbolos, sonidos e imágenes a las representaciones gráficas.

LEER Y ESCRIBIR PARA NIÑOS
Para niños de entre 3 a 8 años, incluye ejercicios para aprender el alfabeto, la lectura y la ortografía de forma divertida, lúdica y muy visual.

LEE CON GRIN
30 lecciones con ejercicios para trabajar las letras y sílabas. Refuerza habilidades como la memorización visual y auditiva, la asociación y la discriminación visual.

lunes, 23 de febrero de 2015

TDAH


El TDAH está considerado como uno de los trastornos más frecuentes y universales en psiquiatría en niños y adolescentes. Se define como un trastorno del desarrollo de la inhibición conductual, entendiéndose esta como la capacidad de controlar las respuestas a estímulos internos y externos predominantes (Russell Barkley, 1997).

El trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH) es un trastorno de origen neurobiológico que se inicia en la edad infantil y que afecta entre un 3-7% de los niños en edad escolar. Se caracteriza por un nivel de impulsividad, actividad y atención no adecuados a la edad de desarrollo. Muchos niños y adolescentes con TDAH tienen dificultades para regular su comportamiento y ajustarse a las normas esperadas para su edad y, como consecuencia, presentan dificultades de adaptación en su entorno familiar, escolar y en las relaciones con sus iguales. A menudo rinden por debajo de sus capacidades y pueden presentar trastornos emocionales y del comportamiento (APA, 2001).

Actualmente el TDAH es uno de los trastornos que más tiende a ser polarizado, enfrentándose a menudo a dos situaciones paradójicas ya que por un lado, se sobre-diagnostica y por el otro o bien se ignoran ciertos casos o estos pasan desapercibidos por falta de comportamiento conductual alarmante. Para evitar este tipo de situaciones es esencial dar a conocer los síntomas y las características del trastorno.

La clasificación más extendida y utilizada por los profesionales de la salud mental para diagnosticarlo, y que define estos criterios, es la realizada por la American Psychiatric Association, (Asociación Americana de Psiquiatría, APA. 2013), cuyo manual es el DSM-V “Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders”, (Manual Diagnóstico de los Trastornos Mentales).

Criterios del DSM-5 para diagnosticar el TDAH 

Las personas con el TDAH muestran un patrón constante de falta de atención o hiperactividad impulsiva que interfiere con su desempeño y desarrollo:

 1.Falta de atención: Seis o más síntomas de falta de atención en niños hasta de 16 años, o cinco o más en los adolescentes de 17 o más y en adultos; síntomas de falta de atención que se hayan presentado al menos durante 6 meses y que sean inadecuados para el nivel de desarrollo:
  • A menudo no presta la debida atención a los detalles o por descuido comete errores en las tareas de la escuela, el trabajo y otras actividades.
  • A menudo tiene problemas para concentrarse en las tareas o en los juegos.
  • A menudo parece que no escucha cuando se le habla directamente.
  • A menudo no sigue las instrucciones y no termina las tareas de la escuela, los quehaceres o cualquier otra responsabilidad en el trabajo (por ejemplo, pierde la concentración y se despista).
  • A menudo tiene dificultad para organizar sus tareas y actividades.
  • A menudo evita, no le gusta o se niega a hacer cosas que requieran mucho esfuerzo mental por un periodo largo (como trabajo en la escuela o tareas).
  • A menudo pierde las cosas que necesita para hacer ciertas tareas o actividades (p. ej. materiales escolares, lápices, libros, herramientas, billeteras, llaves, papeleo, anteojos, teléfonos celulares).
  • A menudo se distrae fácilmente.
  • Tiende a ser olvidadizo en sus actividades cotidianas.

2.Hiperactividad e impulsividad: Seis o más síntomas de hiperactividad impulsiva en niños hasta de 16 años, o cinco o más en adolescentes de 17 o más y en adultos; síntomas de hiperactividad impulsiva que se hayan presentado al menos durante 6 meses al punto que perturban y son inadecuados para el nivel de desarrollo de la persona:

  • Se pasa el tiempo jugueteando con las manos y los pies o se mueve todo el tiempo mientras está sentado.
  • A menudo se levanta de la silla en situaciones en las que debe permanecer sentado.
  • A menudo corretea y se sube a cosas en situaciones en momentos no adecuados (en los adultos o adolescentes esto es posible que se manifieste con la sensación de inquietud).
  • A menudo no puede jugar ni participar de las actividades recreativas de manera tranquila.
  • A menudo "está en constante movimiento" como si "tuviera un motor".
  • A menudo habla demasiado.
  • A menudo suelta una respuesta antes de haber escuchado toda la pregunta.
  • A menudo le cuesta esperar su turno.
  • A menudo interrumpe a la persona que está hablando o se entromete con los demás (p. ej., se mete bruscamente en las conversaciones o los juegos).


Además, se deben cumplir las siguientes condiciones:

  • Varios de los síntomas de falta de atención o hiperactividad impulsiva se presentaron antes de los 12 años.
  • Varios síntomas se presentan en dos o más entornos (p.ej., en la casa, la escuela o el trabajo; con amigos o familiares; en otras actividades).
  • Hay evidencia clara de que los síntomas interfieren o reducen la calidad del desempeño social, escolar o laboral.
  • Los síntomas no se presentan únicamente durante el curso de la esquizofrenia u otro trastorno psicótico. Los síntomas no se explican mejor para otro trastorno mental (p. ej., trastorno del humor, trastorno de ansiedad, trastorno disociativo o trastorno de la personalidad).

Con base en los tipos de síntomas, es posible presentar tres clases/presentaciones de TDAH:

  1. Combinado: si se ha presentado suficientes síntomas de tanto el criterio de falta de atención como el de hiperactividad impulsiva en los últimos seis meses.
  2. Predominantemente inatento: si ha presentado falta de atención, pero no se ha presentado hiperactividad compulsiva en los últimos seis meses.
  3. Predominantemente hiperactivo impulsivo: si ha presentado suficientes síntomas de hiperactividad impulsiva, pero no ha tenido falta de atención en los últimos seis meses.

Es posible cambie tanto los síntomas como la forma de presentación del trastorno con el tiempo debido.

 

Referencia

American Psychiatric Association: Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders, 5th edition. Arlington, VA., American Psychiatric Association, 2013.

 




Dislexia


Es el trastorno del aprendizaje más frecuente entre la población infantil. Su prevalencia se estima entre el 5-10%, aunque según algunos estudios llega a alcanzar el 17,5%. En España no existen estudios epidemiológicos en muestras grandes. Sin embargo, no cabe duda de que la dislexia representa un problema muy importante, tanto por sus repercusiones académicas, como emocionales. A pesar de ser un tema extensamente estudiado y sobre el cual se dispone de una impresionante aportación bibliográfica, no se ha alcanzado el consenso entre los ‘expertos’ ni siquiera sobre algunos aspectos básicos.

Persisten opiniones encontradas con respecto a la denominación, definición, causas y tratamiento. Lo que sí es claro es que para poder ser diagnosticada no se deben tener otro tipo de dificultades de origen físico, psíquico ni sociocultural. La CIE-10 (la Clasificación Internacional de Enfermedades de la OMS) la dislexia viene enmarcada dentro de los trastornos del aprendizaje con el nombre de trastorno de la lectura. La dislexia no se puede considerar como una enfermedad cualitativa, que se tiene o no se tiene, sino como un síndrome, es decir, un espectro de síntomas en los que los disléxicos demuestran mayor o menor dificultad, de una forma cuantitativa y que estos pueden ir evolucionando a lo largo del tiempo si son tratados correctamente.

CAUSAS

Todavía se debate sobre la implicación etiológica de aspectos emocionales, pedagógicos, didácticos, motores, de lateralidad, auditivos, visuales, lingüísticos, etc. Según la ubicación conceptual, se proponen formas de tratamiento muy diversas para un mismo problema.

Debe entenderse que no es raro que un niño con dislexia presente otros problemas asociados: déficit de atención, problemas en otras áreas del aprendizaje, problemas visoespaciales, signos neurológicos blandos, mala motricidad y trastornos emocionales. Ello ocasiona que al tomar una muestra de niños disléxicos en diversos estudios patentes, puedan observarse gran cantidad de déficits neurológicos, perceptivos, de lateralidad y psicológicos, que no necesariamente han de relacionarse con el problema disléxico.

Aunque la causa exacta se desconoce actualmente con exactitud, no hay ninguna duda sin embargo, de que se trata de una alteración en el funcionamiento de determinadas áreas del cerebro de base genética. Esto significaría que no hay factores externos causantes, sino que el trastorno se encuentra en la información genética del individuo (el ADN).

Así mismo y debido a dos modernas técnicas se ha podido demostrar cierta carga neurobiológica: por un lado, las como la tomografía axial computarizada (TAC) y especialmente la resonancia magnética (RM), se han llevado a cabo numerosos estudios de investigación en donde se han descubierto diferencias de tipo estructural entre el cerebro de un disléxico y un no-disléxico; por el otro, las (en las que permiten estudiar el cerebro mientras se realiza una función cognitiva determinada) como la tomografía por emisión de positrones (PET y SPECT), la resonancia magnética funcional (RMf) y la magnetoencéfalografía (MEG), en donde sí se han podido evidenciar diferencias de tipo funcional claras entre los cerebros de los disléxicos y los no-disléxicos.

La dislexia es un trastorno con también, una fuerte carga hereditaria. El 40% de los hermanos y entre un 30% y un 50% de padres de un niño disléxico también padecen el trastorno.

Los padres de niños disléxicos a menudo se sienten identificados con las dificultades que presenta el hijo aunque nunca hayan sido diagnosticados.  En otros casos, los padres recuerdan que de pequeños o jóvenes pensaban que eran “tontos” y en cambio a la edad adulta son sobradamente capaces de llevar un negocio o de realizar cualquier tarea que no tenga relación con la lectura y escritura.

Lo que se hereda no es, por lo tanto, un rasgo patológico, sino un rasgo cuantitativo que interactúa con el ambiente y condiciona que un individuo sea más o menos susceptible de figurar entre la población desfavorecida en habilidades lectoras.

Se ha encontrado que los disléxicos las áreas de asociación auditiva no funcionan igual que las de un normo lector. Las conexiones funcionales del lóbulo temporal (áreas fonológicas) y áreas visuales del lóbulo occipital del hemisferio izquierdo tienen un nivel de activación muy bajo o inexistente. Dichos hallazgos sugieren que las áreas cerebrales alteradas no sólo muestran un patrón característico de hipo activación, sino que estas alteraciones podrían ser la causa de este padecimiento.

El proceso fonológico sería otra de las causas que más destacan en la dislexia. Considerado como un prerrequisito fundamental para el acceso a la lectoescritura, se refiere a la capacidad de aunar cinco elementos para poder hacer leer y escribir adecuadamente. Dichos elementos son:

Codificación fonológica: es la habilidad para procesar el lenguaje hablado. Requiere la capacidad de atribuir identidades fonéticas a los sonidos lingüísticos. Mediante la identificación de los fonemas se reconoce la palabra. Las representaciones fonológicas quedan almacenadas y constituyen el mapa fonético que es propio para cada idioma. Brady et al, observaron que los niños de 8 años con poca capacidad lectora producían más errores en la identificación de estímulos lingüísticos degradados por ruido, que los niños de la misma edad sin problemas lectores. Sin embargo, los malos lectores no mostraban mayor dificultad que los niños control para la identificación de sonidos no lingüísticos enmascarados por ruidos. Estos datos orientan hacia la existencia de una alteración en la habilidad para codificar la información fonológica en los niños disléxicos.

Metafonología: es la capacidad de efectuar representaciones mentales con la información fonológica. Comporta la posibilidad de segmentar una palabra en sílabas y fonemas. Esta habilidad es indispensable para la descodificación de la lectura; por este motivo, se observa que los programas de entrenamiento en el manejo de los códigos fonéticos, a nivel silábico e intrasilábico, mejoran las habilidades lectoras.

Decodificación fonológica para acceder al léxico: se refiere a la capacidad de evocar secuencias fonológicas asociadas a un concepto u objeto almacenado en la memoria a largo plazo. Existen al respecto numerosos estudios que muestran la mala capacidad de los niños disléxicos para evocar el nombre de un objeto presentado visualmente.

Codificación fonológica en la memoria de trabajo: es la capacidad para retener la información fonológica hasta haber completado la descodificación de una palabra o repetir una serie de dígitos. Los malos lectores muestras una menor capacidad para la repetición de dígitos, letras, conjuntos silábicos sin significado, palabras o frases.
Asimismo, muestran dificultades para discriminar entre fonemas similares en la repetición de palabras.

Codificación fonológica expresiva: es la capacidad de producir secuencias fonémicas que corresponden a palabras. Los disléxicos pueden ser más lentos y más imprecisos en convertir la información escrita en un código basado en fonemas.

CLASIFICACIÓN/TIPOS

Atendiendo a los tipos de dislexia, se debe en primer lugar, hacer una distinción atendiendo al origen de la misma; es decir si estamos ante un dislexia adquirida o una dislexia evolutiva. La dislexia adquirida aparece a causa de una lesión cerebral concreta. En la dislexia evolutiva, en cambio, el individuo presenta las dificultades características de la enfermedad, sin una causa concreta que la explique.

Que estemos ante una lesión cerebral no indica que el sujeto presente algún tipo de discapacidad motora, cognitiva o sensorial. Recordemos que, un sujeto con dislexia no debe presentar déficits de este tipo.

Tanto en la dislexia adquirida como en la evolutiva, pueden diferenciarse otros tres tipos de dislexia, clasificados en función de los síntomas predominantes en el paciente: 

Dislexia fonológica
Estos sujetos realizan una lectura visual de las palabras. La lectura haciendo uso de esta ruta de lectura visual o también llamada global, directa o léxica, es aquella en la que se observan las palabras de una forma global, deduciendo (más que leyendo) las palabras conocidas, es decir, eso que la mayoría de las personas hacen al echar un vistazo rápido a una nota, o cuando buscan una palabra concreta dentro de un texto. Esto da lugar a dificultades y errores a la hora de comprender una lectura:

1. Pueden leer correctamente palabras conocidas pero les resulta imposible la lectura de palabras desconocidas y pseudopalabras (palabras inventadas que en muchas ocasiones se emplean para evaluar distintas alteraciones del aprendizaje).
 
2. Cometen abundantes errores visuales o errores de lexicalización, por ejemplo leer “casa” en lugar de “casu” o “lobo” en lugar de “lopo”. (no son capaces de leer pseudopalabras)

3. Errores morfológicos o derivativos, en los que confunden los sufijos: comía/comiendo, calculadora/calcular.

La ruta léxica o visual es la que nos permite leer textos como el siguiente:

Sgeun un etsduio de una uivernrsdiad ignlsea, no ipmotra el odren en el que las ltears etsan ersciats, la uicna csoa ipormtnte es que la pmrirea y la utlima ltera estén ecsritas en la psiocion cocrrtea. El rsteo peuden estar ttaolmntee mal y aun pordas lerelo sin pobrleams. Esto es pquore no lemeos cada ltera asialda sino la palabra cmoo un tdoo.

Podemos leer utilizando la ruta léxica a través de la representación gráfica global de las palabras. Necesitaríamos, en cambio, la ruta fonológica para identificar una palabra desconocida.

Son palabras que conocemos y que, por tanto identificamos por su representación gráfica. Si por el contrario en el texto anterior hubiera un apalabra desconocida para nosotros o de uso infrecuente, no podríamos identificarla por esa vía y debiéramos recurrir a la ruta fonológica para identificarla previa descodificación.

En la mayoría de los casos, hay un afectación en esta ruta en las personas disléxicas, que secundariamente, impide el acceso normal a la ruta léxica.

Dislexia superficial
Este tipo de dislexia es el más habitual en niños; en este caso se emplea de forma predominante la ruta fonológica (también llamada subléxica e indirecta). Esta ruta es la que permite leer las palabras a partir de los fragmentos más pequeños, las sílabas. Las personas con dislexia superficial tienen dificultad para leer palabras cuya lectura y pronunciación no se corresponden, (por ello afecta principalmente a angloparlantes puesto que el inglés es un idioma en el que en muchos casos las palabras no se corresponden de forma directa con una pronunciación determinada; las letras no tienen un único sonido, sino que este depende de cómo se hallen combinadas las mismas en una palabra). Por otro lado, las complicaciones derivadas de este tipo de dislexia van asociadas a la complejidad o longitud de las palabras.

Dislexia profunda o mixta
Solo se da en los casos de dislexia evolutiva. Se encuentran dañados los dos procesos de lectura, el fonológico y el visual. Esto supone:

*Graves dificultades para descifrar el significado de las palabras.
*Incapacidad para leer pseudopalabras.
*Errores visuales y derivativos.
*Errores semánticos o paralexias; por ejemplo, confundir la palabra “feliz” con “Navidad”.
*Dificultad para palabras abstractas, verbos y palabras función (palabras sin significado que funcionan como *nexo entre otras palabras “un”, “el”, etc.).

SIGNOS Y CARACTERÍSTICAS

Tal y como sabemos, el trastorno de la dislexia persiste toda la vida  a pesar de que, en muchos de los casos, con ayuda, puede compensarse y permitir a la persona afectada una lectura precisa para poder llegar al conocimiento por medio del lenguaje escrito. Siempre lo hará, sin embargo, de una forma menos automatizada, lo que se traduce en una baja velocidad y poco dominio ortográfico. Así como manifestaciones de la dislexia irán variando a lo largo de la vida del sujeto, la mecánica del proceso lector se encontrará siempre más afectada que la comprensión.
La afectación de la comprensión lectora se produce secundariamente al esfuerzo que supone la mecánica o por la existencia de trastornos asociados, como se detalla en el punto correspondiente.

Los signos y características de la dislexia de establecerán a continuación por etapas escolares, en orden de edad creciente, atendiendo al desarrollo lecto-escrito:

(Como en cualquier trastorno del desarrollo, no todos los niños van a presentar todas las características citadas ni con la misma intensidad ni persistencia).

Etapa Infantil (de 3 a 6 años)

En el habla y el lenguaje aparecen uno o más signos:
  • Dificultades expresivas.
  • Problemas de articulación.
  • Pobreza de vocabulario.
  • Pudo haber presentado o presenta un retraso en el lenguaje.
  • Confusión de palabras que tienen una pronunciación similar.

En aprendizaje:
  • Dificultad para identificar los sonidos asociados a las letras.
  • Muestra dificultades en aprender a reconocer y escribir su nombre.
  • Dificultades en la integración de aprendizajes básicos (colores, formas, tamaños, medidas).
  • Dificultades en el aprendizaje de la prelectura y preescritura.
  • Tendencia a la dispersión.
  • Inmadurez.
  • Historia familiar de problemas de lectura y escritura.
  • A nivel motriz y espacial.
  • Dificultades en la integración de rutinas motrices (vestirse, limpiarse, abrocharse, etc.).
  • Retraso en la estructuración y conocimiento del esquema corporal.
  • No integración de la diferenciación derecha y la izquierda (a partir de los 5 años), y de nociones espaciales tales como delante/detrás, encima/debajo, dentro/fuera.
  • No se sitúa en el tiempo. Confunde términos temporales.
  • Torpeza motora. Dificultades en la coordinación y en el equilibrio.
  • Poca habilidad grafo-manual. Dificultades para posicionar adecuadamente el lápiz.

Generalmente el resto de aprendizajes se produce sin problemas porque no precisan en esta etapa de le lectura y escritura.

Etapa Primaria I (de 6 a 9 años)

Es en esta etapa en donde tanto la lectura como la escritura es necesaria para poder seguir aprendiendo. Aquí, los niños disléxicos suelen presentar:

A nivel de habla y lenguaje:
  • Dificultades articulación
  • Dificultades de acceso al léxico
  • Expresión verbal pobre
  • Dificultad para aprender nuevos vocablos
  • Dificultad en el uso adecuado de los tiempos verbales
  • Dificultades expresivas, para narrar un episodio con coherencia.

A nivel de lectura:
  • Lectura vacilante, insegura, con falta de ritmo y con tendencia a la repetición.
  • Puede presentar saltos de línea sin conciencia de los mismos.
  • Alto grado de malestar y tensión interna ante la lectura en voz alta.
  • Errores en la lectura: omisiones, sustituciones, adiciones, inversiones, rotaciones, rectificaciones, repeticiones, vacilaciones, silabeo, etc.
  • No respeto de puntuaciones.
  • Dificultades en la comprensión lectora.
A nivel de escritura:
  • Errores en ortografía natural: omisiones, sustituciones, adiciones, inversiones, rotaciones, uniones, fragmentaciones.
  • Errores en ortografía arbitraria: cambios consonánticos, ausencia de acentuación, ausencia de puntuación,.
  • Baja calidad en el grafismo.
  • Dificultades de estructuración sintáctica de frases y planificación de textos expositivos.
A nivel de aprendizajes:
  • Dificultades en integración de tablas de multiplicar.
  • Dificultades en la integración de secuencias.
  • Problemas de integración de nociones temporales (días de la semana, meses, estaciones, horas).
  • Dificultades atencionales y tendencia a la dispersión ante material escrito.

A nivel motriz:
  • Torpeza y coordinación motriz manual y gruesa baja.
  • Tonicidad alterada, por exceso o por defecto.
  • Lentitud en la ejecución de actividades.
  • Problemas posturales.
  • Continúan mostrando dificultades en la integración del esquema corporal y en la diferenciación de derecha e izquierda.
  • Tendencia a la dispersión, dificultades en la integración de órdenes complejas que impliquen varios movimientos
  • Dificultades de integración de secuencias de movimientos

Etapa Primaria II (de 9 a 12 años)

A nivel de lectura:
  • Lectura lenta, vacilante, poco fluida.
  • No respeto de signos de puntuación.
  • Se reducen los errores naturales.
  • Problemas de comprensión.

A nivel de escritura:
  • Caligrafía irregular, poco elaborada.
  • No integración de la norma ortográfica. Persisten los errores de ortografía arbitraria y en los casos más significativos errores de ortografía natural.
  • Dificultades en la estructuración sintáctica, de frases. Pobreza en los textos.

A nivel de aprendizajes:
  • Dificultades atencionales y en su mantenimiento.
  • Dificultades en la integración de lenguas extranjeras.
  • Dificultades de orientación espacial y temporales.
  • Dificultades de comprensión en enunciados matemáticos.

A nivel motriz:
  • Torpeza motriz, agarrotamiento y cansancio muscular. Suelen presentar contracturas asociadas al factor tensional.
  • Dificultades en la coordinación de secuencias de movimientos precisos.
  • Dificultades en la integración de órdenes complejas que impliquen varios movimientos secuenciados.

Etapa secundaria
  • Aunque su nivel de lectura ya ha mejorado, no suele ser fluido.
  • Baja comprensión lectora.
  • No integración de la norma ortográfica. Múltiples faltas de ortografía, centradas principalmente en cambios consonánticos, omisión de letra muda, omisión de puntuación.
  • Dificultad para acceder al léxico, planificar relatos y composiciones escritas en general. Falta de vocabulario.
  • Baja velocidad lectora.
  • Dificultades en el aprendizaje de lenguas extranjeras.
  • Su rendimiento no se corresponde al esfuerzo realizado.
  • Baja motivación hacia los aprendizajes.
  • Dificultades atencionales y de concentración.
  • Problemas de conducta y/o de emociones en función de su detección y tratamiento.
  • Baja autoestima, inseguridad personal.
  • Historia personal de dificultades de aprendizaje de la lectura y escritura.
  • Posible historia familiar de problemas de aprendizaje. Escritura desordenada, descuidada, en ocasiones incomprensible.
  • Se cansa al escribir. Mala posición corporal que le causa tensión y contracturas musculares.

Edad adulta
  • Ausencia o un bajo hábito de lectura. Problemas de comprensión.
  • Persisten faltas de ortografía.
  • Baja velocidad lectora
  • Dificultades en la estructuración sintáctica, con inmadurez en sus textos y falta de vocabulario.
  • Dificultades atencionales y de concentración.
  • Baja resistencia a la fatiga en tareas que le implican un esfuerzo mental sostenido asociado a la lectura.
  • Dificultades en la organización y planificación de tareas.
  • Dificultades de integración del tiempo y el espacio.
  • Inseguridad personal y baja autoestima.