lunes, 23 de febrero de 2015

Dislexia


Es el trastorno del aprendizaje más frecuente entre la población infantil. Su prevalencia se estima entre el 5-10%, aunque según algunos estudios llega a alcanzar el 17,5%. En España no existen estudios epidemiológicos en muestras grandes. Sin embargo, no cabe duda de que la dislexia representa un problema muy importante, tanto por sus repercusiones académicas, como emocionales. A pesar de ser un tema extensamente estudiado y sobre el cual se dispone de una impresionante aportación bibliográfica, no se ha alcanzado el consenso entre los ‘expertos’ ni siquiera sobre algunos aspectos básicos.

Persisten opiniones encontradas con respecto a la denominación, definición, causas y tratamiento. Lo que sí es claro es que para poder ser diagnosticada no se deben tener otro tipo de dificultades de origen físico, psíquico ni sociocultural. La CIE-10 (la Clasificación Internacional de Enfermedades de la OMS) la dislexia viene enmarcada dentro de los trastornos del aprendizaje con el nombre de trastorno de la lectura. La dislexia no se puede considerar como una enfermedad cualitativa, que se tiene o no se tiene, sino como un síndrome, es decir, un espectro de síntomas en los que los disléxicos demuestran mayor o menor dificultad, de una forma cuantitativa y que estos pueden ir evolucionando a lo largo del tiempo si son tratados correctamente.

CAUSAS

Todavía se debate sobre la implicación etiológica de aspectos emocionales, pedagógicos, didácticos, motores, de lateralidad, auditivos, visuales, lingüísticos, etc. Según la ubicación conceptual, se proponen formas de tratamiento muy diversas para un mismo problema.

Debe entenderse que no es raro que un niño con dislexia presente otros problemas asociados: déficit de atención, problemas en otras áreas del aprendizaje, problemas visoespaciales, signos neurológicos blandos, mala motricidad y trastornos emocionales. Ello ocasiona que al tomar una muestra de niños disléxicos en diversos estudios patentes, puedan observarse gran cantidad de déficits neurológicos, perceptivos, de lateralidad y psicológicos, que no necesariamente han de relacionarse con el problema disléxico.

Aunque la causa exacta se desconoce actualmente con exactitud, no hay ninguna duda sin embargo, de que se trata de una alteración en el funcionamiento de determinadas áreas del cerebro de base genética. Esto significaría que no hay factores externos causantes, sino que el trastorno se encuentra en la información genética del individuo (el ADN).

Así mismo y debido a dos modernas técnicas se ha podido demostrar cierta carga neurobiológica: por un lado, las como la tomografía axial computarizada (TAC) y especialmente la resonancia magnética (RM), se han llevado a cabo numerosos estudios de investigación en donde se han descubierto diferencias de tipo estructural entre el cerebro de un disléxico y un no-disléxico; por el otro, las (en las que permiten estudiar el cerebro mientras se realiza una función cognitiva determinada) como la tomografía por emisión de positrones (PET y SPECT), la resonancia magnética funcional (RMf) y la magnetoencéfalografía (MEG), en donde sí se han podido evidenciar diferencias de tipo funcional claras entre los cerebros de los disléxicos y los no-disléxicos.

La dislexia es un trastorno con también, una fuerte carga hereditaria. El 40% de los hermanos y entre un 30% y un 50% de padres de un niño disléxico también padecen el trastorno.

Los padres de niños disléxicos a menudo se sienten identificados con las dificultades que presenta el hijo aunque nunca hayan sido diagnosticados.  En otros casos, los padres recuerdan que de pequeños o jóvenes pensaban que eran “tontos” y en cambio a la edad adulta son sobradamente capaces de llevar un negocio o de realizar cualquier tarea que no tenga relación con la lectura y escritura.

Lo que se hereda no es, por lo tanto, un rasgo patológico, sino un rasgo cuantitativo que interactúa con el ambiente y condiciona que un individuo sea más o menos susceptible de figurar entre la población desfavorecida en habilidades lectoras.

Se ha encontrado que los disléxicos las áreas de asociación auditiva no funcionan igual que las de un normo lector. Las conexiones funcionales del lóbulo temporal (áreas fonológicas) y áreas visuales del lóbulo occipital del hemisferio izquierdo tienen un nivel de activación muy bajo o inexistente. Dichos hallazgos sugieren que las áreas cerebrales alteradas no sólo muestran un patrón característico de hipo activación, sino que estas alteraciones podrían ser la causa de este padecimiento.

El proceso fonológico sería otra de las causas que más destacan en la dislexia. Considerado como un prerrequisito fundamental para el acceso a la lectoescritura, se refiere a la capacidad de aunar cinco elementos para poder hacer leer y escribir adecuadamente. Dichos elementos son:

Codificación fonológica: es la habilidad para procesar el lenguaje hablado. Requiere la capacidad de atribuir identidades fonéticas a los sonidos lingüísticos. Mediante la identificación de los fonemas se reconoce la palabra. Las representaciones fonológicas quedan almacenadas y constituyen el mapa fonético que es propio para cada idioma. Brady et al, observaron que los niños de 8 años con poca capacidad lectora producían más errores en la identificación de estímulos lingüísticos degradados por ruido, que los niños de la misma edad sin problemas lectores. Sin embargo, los malos lectores no mostraban mayor dificultad que los niños control para la identificación de sonidos no lingüísticos enmascarados por ruidos. Estos datos orientan hacia la existencia de una alteración en la habilidad para codificar la información fonológica en los niños disléxicos.

Metafonología: es la capacidad de efectuar representaciones mentales con la información fonológica. Comporta la posibilidad de segmentar una palabra en sílabas y fonemas. Esta habilidad es indispensable para la descodificación de la lectura; por este motivo, se observa que los programas de entrenamiento en el manejo de los códigos fonéticos, a nivel silábico e intrasilábico, mejoran las habilidades lectoras.

Decodificación fonológica para acceder al léxico: se refiere a la capacidad de evocar secuencias fonológicas asociadas a un concepto u objeto almacenado en la memoria a largo plazo. Existen al respecto numerosos estudios que muestran la mala capacidad de los niños disléxicos para evocar el nombre de un objeto presentado visualmente.

Codificación fonológica en la memoria de trabajo: es la capacidad para retener la información fonológica hasta haber completado la descodificación de una palabra o repetir una serie de dígitos. Los malos lectores muestras una menor capacidad para la repetición de dígitos, letras, conjuntos silábicos sin significado, palabras o frases.
Asimismo, muestran dificultades para discriminar entre fonemas similares en la repetición de palabras.

Codificación fonológica expresiva: es la capacidad de producir secuencias fonémicas que corresponden a palabras. Los disléxicos pueden ser más lentos y más imprecisos en convertir la información escrita en un código basado en fonemas.

CLASIFICACIÓN/TIPOS

Atendiendo a los tipos de dislexia, se debe en primer lugar, hacer una distinción atendiendo al origen de la misma; es decir si estamos ante un dislexia adquirida o una dislexia evolutiva. La dislexia adquirida aparece a causa de una lesión cerebral concreta. En la dislexia evolutiva, en cambio, el individuo presenta las dificultades características de la enfermedad, sin una causa concreta que la explique.

Que estemos ante una lesión cerebral no indica que el sujeto presente algún tipo de discapacidad motora, cognitiva o sensorial. Recordemos que, un sujeto con dislexia no debe presentar déficits de este tipo.

Tanto en la dislexia adquirida como en la evolutiva, pueden diferenciarse otros tres tipos de dislexia, clasificados en función de los síntomas predominantes en el paciente: 

Dislexia fonológica
Estos sujetos realizan una lectura visual de las palabras. La lectura haciendo uso de esta ruta de lectura visual o también llamada global, directa o léxica, es aquella en la que se observan las palabras de una forma global, deduciendo (más que leyendo) las palabras conocidas, es decir, eso que la mayoría de las personas hacen al echar un vistazo rápido a una nota, o cuando buscan una palabra concreta dentro de un texto. Esto da lugar a dificultades y errores a la hora de comprender una lectura:

1. Pueden leer correctamente palabras conocidas pero les resulta imposible la lectura de palabras desconocidas y pseudopalabras (palabras inventadas que en muchas ocasiones se emplean para evaluar distintas alteraciones del aprendizaje).
 
2. Cometen abundantes errores visuales o errores de lexicalización, por ejemplo leer “casa” en lugar de “casu” o “lobo” en lugar de “lopo”. (no son capaces de leer pseudopalabras)

3. Errores morfológicos o derivativos, en los que confunden los sufijos: comía/comiendo, calculadora/calcular.

La ruta léxica o visual es la que nos permite leer textos como el siguiente:

Sgeun un etsduio de una uivernrsdiad ignlsea, no ipmotra el odren en el que las ltears etsan ersciats, la uicna csoa ipormtnte es que la pmrirea y la utlima ltera estén ecsritas en la psiocion cocrrtea. El rsteo peuden estar ttaolmntee mal y aun pordas lerelo sin pobrleams. Esto es pquore no lemeos cada ltera asialda sino la palabra cmoo un tdoo.

Podemos leer utilizando la ruta léxica a través de la representación gráfica global de las palabras. Necesitaríamos, en cambio, la ruta fonológica para identificar una palabra desconocida.

Son palabras que conocemos y que, por tanto identificamos por su representación gráfica. Si por el contrario en el texto anterior hubiera un apalabra desconocida para nosotros o de uso infrecuente, no podríamos identificarla por esa vía y debiéramos recurrir a la ruta fonológica para identificarla previa descodificación.

En la mayoría de los casos, hay un afectación en esta ruta en las personas disléxicas, que secundariamente, impide el acceso normal a la ruta léxica.

Dislexia superficial
Este tipo de dislexia es el más habitual en niños; en este caso se emplea de forma predominante la ruta fonológica (también llamada subléxica e indirecta). Esta ruta es la que permite leer las palabras a partir de los fragmentos más pequeños, las sílabas. Las personas con dislexia superficial tienen dificultad para leer palabras cuya lectura y pronunciación no se corresponden, (por ello afecta principalmente a angloparlantes puesto que el inglés es un idioma en el que en muchos casos las palabras no se corresponden de forma directa con una pronunciación determinada; las letras no tienen un único sonido, sino que este depende de cómo se hallen combinadas las mismas en una palabra). Por otro lado, las complicaciones derivadas de este tipo de dislexia van asociadas a la complejidad o longitud de las palabras.

Dislexia profunda o mixta
Solo se da en los casos de dislexia evolutiva. Se encuentran dañados los dos procesos de lectura, el fonológico y el visual. Esto supone:

*Graves dificultades para descifrar el significado de las palabras.
*Incapacidad para leer pseudopalabras.
*Errores visuales y derivativos.
*Errores semánticos o paralexias; por ejemplo, confundir la palabra “feliz” con “Navidad”.
*Dificultad para palabras abstractas, verbos y palabras función (palabras sin significado que funcionan como *nexo entre otras palabras “un”, “el”, etc.).

SIGNOS Y CARACTERÍSTICAS

Tal y como sabemos, el trastorno de la dislexia persiste toda la vida  a pesar de que, en muchos de los casos, con ayuda, puede compensarse y permitir a la persona afectada una lectura precisa para poder llegar al conocimiento por medio del lenguaje escrito. Siempre lo hará, sin embargo, de una forma menos automatizada, lo que se traduce en una baja velocidad y poco dominio ortográfico. Así como manifestaciones de la dislexia irán variando a lo largo de la vida del sujeto, la mecánica del proceso lector se encontrará siempre más afectada que la comprensión.
La afectación de la comprensión lectora se produce secundariamente al esfuerzo que supone la mecánica o por la existencia de trastornos asociados, como se detalla en el punto correspondiente.

Los signos y características de la dislexia de establecerán a continuación por etapas escolares, en orden de edad creciente, atendiendo al desarrollo lecto-escrito:

(Como en cualquier trastorno del desarrollo, no todos los niños van a presentar todas las características citadas ni con la misma intensidad ni persistencia).

Etapa Infantil (de 3 a 6 años)

En el habla y el lenguaje aparecen uno o más signos:
  • Dificultades expresivas.
  • Problemas de articulación.
  • Pobreza de vocabulario.
  • Pudo haber presentado o presenta un retraso en el lenguaje.
  • Confusión de palabras que tienen una pronunciación similar.

En aprendizaje:
  • Dificultad para identificar los sonidos asociados a las letras.
  • Muestra dificultades en aprender a reconocer y escribir su nombre.
  • Dificultades en la integración de aprendizajes básicos (colores, formas, tamaños, medidas).
  • Dificultades en el aprendizaje de la prelectura y preescritura.
  • Tendencia a la dispersión.
  • Inmadurez.
  • Historia familiar de problemas de lectura y escritura.
  • A nivel motriz y espacial.
  • Dificultades en la integración de rutinas motrices (vestirse, limpiarse, abrocharse, etc.).
  • Retraso en la estructuración y conocimiento del esquema corporal.
  • No integración de la diferenciación derecha y la izquierda (a partir de los 5 años), y de nociones espaciales tales como delante/detrás, encima/debajo, dentro/fuera.
  • No se sitúa en el tiempo. Confunde términos temporales.
  • Torpeza motora. Dificultades en la coordinación y en el equilibrio.
  • Poca habilidad grafo-manual. Dificultades para posicionar adecuadamente el lápiz.

Generalmente el resto de aprendizajes se produce sin problemas porque no precisan en esta etapa de le lectura y escritura.

Etapa Primaria I (de 6 a 9 años)

Es en esta etapa en donde tanto la lectura como la escritura es necesaria para poder seguir aprendiendo. Aquí, los niños disléxicos suelen presentar:

A nivel de habla y lenguaje:
  • Dificultades articulación
  • Dificultades de acceso al léxico
  • Expresión verbal pobre
  • Dificultad para aprender nuevos vocablos
  • Dificultad en el uso adecuado de los tiempos verbales
  • Dificultades expresivas, para narrar un episodio con coherencia.

A nivel de lectura:
  • Lectura vacilante, insegura, con falta de ritmo y con tendencia a la repetición.
  • Puede presentar saltos de línea sin conciencia de los mismos.
  • Alto grado de malestar y tensión interna ante la lectura en voz alta.
  • Errores en la lectura: omisiones, sustituciones, adiciones, inversiones, rotaciones, rectificaciones, repeticiones, vacilaciones, silabeo, etc.
  • No respeto de puntuaciones.
  • Dificultades en la comprensión lectora.
A nivel de escritura:
  • Errores en ortografía natural: omisiones, sustituciones, adiciones, inversiones, rotaciones, uniones, fragmentaciones.
  • Errores en ortografía arbitraria: cambios consonánticos, ausencia de acentuación, ausencia de puntuación,.
  • Baja calidad en el grafismo.
  • Dificultades de estructuración sintáctica de frases y planificación de textos expositivos.
A nivel de aprendizajes:
  • Dificultades en integración de tablas de multiplicar.
  • Dificultades en la integración de secuencias.
  • Problemas de integración de nociones temporales (días de la semana, meses, estaciones, horas).
  • Dificultades atencionales y tendencia a la dispersión ante material escrito.

A nivel motriz:
  • Torpeza y coordinación motriz manual y gruesa baja.
  • Tonicidad alterada, por exceso o por defecto.
  • Lentitud en la ejecución de actividades.
  • Problemas posturales.
  • Continúan mostrando dificultades en la integración del esquema corporal y en la diferenciación de derecha e izquierda.
  • Tendencia a la dispersión, dificultades en la integración de órdenes complejas que impliquen varios movimientos
  • Dificultades de integración de secuencias de movimientos

Etapa Primaria II (de 9 a 12 años)

A nivel de lectura:
  • Lectura lenta, vacilante, poco fluida.
  • No respeto de signos de puntuación.
  • Se reducen los errores naturales.
  • Problemas de comprensión.

A nivel de escritura:
  • Caligrafía irregular, poco elaborada.
  • No integración de la norma ortográfica. Persisten los errores de ortografía arbitraria y en los casos más significativos errores de ortografía natural.
  • Dificultades en la estructuración sintáctica, de frases. Pobreza en los textos.

A nivel de aprendizajes:
  • Dificultades atencionales y en su mantenimiento.
  • Dificultades en la integración de lenguas extranjeras.
  • Dificultades de orientación espacial y temporales.
  • Dificultades de comprensión en enunciados matemáticos.

A nivel motriz:
  • Torpeza motriz, agarrotamiento y cansancio muscular. Suelen presentar contracturas asociadas al factor tensional.
  • Dificultades en la coordinación de secuencias de movimientos precisos.
  • Dificultades en la integración de órdenes complejas que impliquen varios movimientos secuenciados.

Etapa secundaria
  • Aunque su nivel de lectura ya ha mejorado, no suele ser fluido.
  • Baja comprensión lectora.
  • No integración de la norma ortográfica. Múltiples faltas de ortografía, centradas principalmente en cambios consonánticos, omisión de letra muda, omisión de puntuación.
  • Dificultad para acceder al léxico, planificar relatos y composiciones escritas en general. Falta de vocabulario.
  • Baja velocidad lectora.
  • Dificultades en el aprendizaje de lenguas extranjeras.
  • Su rendimiento no se corresponde al esfuerzo realizado.
  • Baja motivación hacia los aprendizajes.
  • Dificultades atencionales y de concentración.
  • Problemas de conducta y/o de emociones en función de su detección y tratamiento.
  • Baja autoestima, inseguridad personal.
  • Historia personal de dificultades de aprendizaje de la lectura y escritura.
  • Posible historia familiar de problemas de aprendizaje. Escritura desordenada, descuidada, en ocasiones incomprensible.
  • Se cansa al escribir. Mala posición corporal que le causa tensión y contracturas musculares.

Edad adulta
  • Ausencia o un bajo hábito de lectura. Problemas de comprensión.
  • Persisten faltas de ortografía.
  • Baja velocidad lectora
  • Dificultades en la estructuración sintáctica, con inmadurez en sus textos y falta de vocabulario.
  • Dificultades atencionales y de concentración.
  • Baja resistencia a la fatiga en tareas que le implican un esfuerzo mental sostenido asociado a la lectura.
  • Dificultades en la organización y planificación de tareas.
  • Dificultades de integración del tiempo y el espacio.
  • Inseguridad personal y baja autoestima.

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